A los que sienten que el final de una civilización no es el fin del mundo...
A los que ven la insurrección, sobre todo, como una brecha dentro del reino organizado de la necedad, la mentira y la confusión...
A los que adivinan, detrás de la espesa niebla de «la crisis», un teatro de operaciones, maniobras y estrategias —y por tanto la posibilidad de un contraataque...
A los que asestan golpes...
A los que acechan el momento propicio...
A los que buscan cómplices...
A los que desertan...
A los que aguantan con firmeza...
A los que se organizan...
A los que quieren construir una fuerza revolucionaria, es decir: revolucionaria porque es sensible...
Esta modesta contribución a la inteligencia de este tiempo.