Envíos gratis a todo el país
2 401 51 32 / 098 110 309
Tristán Narvaja 1536
info.libreriamontevideo@gmail.com
Envíos gratis a todo el país



Libertarias en América del sur


Autor/a:

Cristina Guzzo


Editorial:

UTOPÍA LIBERTARIA
  • En oferta
  • Precio habitual $300,00
  • Estará disponible después

Estas mujeres de fines del XIX y comienzos del XX encontraron en el anarquismo una serie de consignas emancipatorias que harían propias: los argumentos de su liberación. Y fueron anarquistas a pesar de los anarquistas. ¿Revestían interés las mujeres para los compañeros? Mucho indica que muy poco o que, en todo caso, se trataba de un interés residual y secundario. Las mujeres debían primero comprender la causa para no funcionar como obstáculos en las luchas de sus parejas sentimentales. No debían alejar al obrero de su camino de reivindicaciones. Se creía que las mujeres cultivaban en el ámbito privado dos cosas: miedo a la huelga y religiosidad, ¿entendían los compañeros que ellos las habían encerrado allí? Seguramente unos pocos sí lo hicieron, pero el eslogan “ni dios, ni patrón, ni marido” identifica los agentes de sometimiento con claridad.
Las anarquistas no solo compartían con los compañeros las desventuras de la precarización del empleo, de las tiranías del patrón, de lo fortuito e inestable de su destino, sino que lograron, además, entender los dispositivos de dominación, de objetivación que las mantenían en relación de subordinación. La humillación de la servidumbre continuaba en el ámbito privado. Una de las virtudes del anarquismo es haber planteado que lo privado es político. Los efectos de este descubrimiento fueron dispares. Es conocida la tensión que provocó La voz de la mujer y su denuncia contra los compañeros que caminan para atrás cuando de la situación de las mujeres se trata: cangrejos cómodos conservadores que ante la posibilidad de ejercer dominio, ceden. Pero, ¿no eran anarquistas, acaso? Sin dudas identificaron lo que los sometía pero no vieron su rol en el sometimiento.