En 1993, Guy Debord redactó este pequeño volumen —el último libro que publicó en vida— para refutar muchas de las opiniones emitidas sobre la I.S., sobre sus libros y sobre su persona entre los años 1988 y 1992.
[…] Especialistas homologados por autoridades desconocidas o meros auxiliares, los expertos revelan o comentan desde muy por encima todos mis necios errores, detestables talentos, grandes infamias y malas intenciones. […] Me he dedicado ante todo y de forma casi exclusiva a vivir como más me convenía. […] No he tenido la vana pretensión abstracta de salvar el mundo; todo lo más, pensé en ayudar a aquellos a quienes consideraba mis amigos.