Vivimos en una cultura que tiende a tematizar los cuerpos de deseo y a ignorar los cuerpos del cuidado. Que nos repite que tenemos la responsabilidad de preservar nuestros cuerpos pero que estigmatiza a aquellos que no pueden valerse por sus propios medios. Cuidar de los otros o de uno mismo es considerado un trabajo improductivo y; sin embargo; es el más importante y necesario. Todo lo demás depende de eso: el sistema social; económico y político; que trata a la población como una fuente de energía renovable; necesita de nuestro compromiso con la salud para garantizar su funcionamiento. Más allá de la fuerza que adquirió esta cuestión en la actualidad; la noción del ¿cuidado¿ se nutre de una larga tradición filosófica. Aquí Boris Groys revisita algunos de sus más notables episodios tomando a Platón como punto de partida; pasando por los aportes de Hegel; Heidegger; Bataille y Foucault para llegar al cosmista ruso Alexander Bogdanov. Las preguntas centrales que lo guían son: ¿quién encarna al sujeto del cuidado? ¿Debemos velar por nosotros mismos o confiar esta tarea a los otros; al sistema médico o a las instituciones estatales? Cada posición teórica nos propone relaciones distintas entre conceptos tales como ¿dependencia¿ y ¿autonomía¿ o ¿control¿ y ¿libertad¿; que ante la crisis del covid-19 adquirieron una centralidad inusitada.