¿Tiene sentido la vida? Camus afronta esta pregunta clave de la filosofía existencial evitando caer en el nihilismo, pero asumiendo el absurdo. Para él, el error de filósofos como Kierkegaard, Chestov, Jaspers o Husserl, es haber intentado crear significado a partir de la falta de significado: su excesivo miedo a comprometerse con lo absurdo de la vida lo llevó a restaurar el significado del mundo a través de un acto de fe hacia algún tipo de “dios”. Por el contrario, Camus descubre tres potencias positivas de la vida absurda: rebelión, libertad y pasión. No se trata de encontrar una solución al absurdo, sino de actuar y pensar con total libertad y perseguir la vida con pasión. En el mito de Sísifo, donde el rey griego que por faltar el respeto a la Muerte fue condenado por los dioses a empujar eternamente una roca a lo alto de una montaña solo para que volviera a caer, Camus ve expresado el destino del ser humano. Sísifo es ese “héroe absurdo” consiente de la inutilidad de sus actos.