“Meditaciones” es una obra excepcional de un hombre extraordinario. Escrita en el fragor de las duras campañas en el norte del imperio, representa, paradójicamente, una de las cimas de la introspección y la espiritualidad humana. Las reflexiones que constituyen esta obra son parte esencial del legado de la filosofía estoica. Se trata de notas privadas, elegantes y sabias de un emperador sin par, preocupado desde las alturas de su dignidad por el sentido de la vida y la pequeñez humana. El soliloquio espiritual de un hombre obsesionado con el tiempo y la muerte, con la racionalidad del mundo y con la serenidad del alma frente a la contienda perpetua que es la vida.