El narrador de esta historia, un joven pintor madrileño de familia acomodada y afiliado al Partido Comunista, rememora, a modo de urgente confesión que posiblemente se deba a sí mismo, y en la que a ratos parece justificarse, los pasos que le han llevado al ultimo trayecto de su relacion con Michel. Michel, el hombre maduro, de cincuenta y tantos, obrero especializado, con la solidez de un cuerpo de campesino normando; el hombre que lo acogio en su casa, en su cama, en su vida cuando el joven pintor se quedo sin techo en Paris; Michel, cuya entrega sin fisuras le devolvio el orgullo y lo libro del desamparo, hoy agoniza en el hospital de Saint-Louis, atrapado por la plaga, la enfermedad temida y vergonzante. En el principio fueron los dias felices, los paseos por las calles de Paris, las copas en el cafe-tabac mientras duraba el sueldo, el alcohol y el deseo, el placer de amarse sin mas ambicion que la de saberse amados. Pero, pronto, los lienzos arrinconados en el modesto apartamento de Michel le señalan al joven que sus aspiraciones estan muy lejos de esa habitacion sin luz, de una relacion de patio trasero que comienza a quebrarse a la vez que se acentuan los efectos de las procedencias desiguales, las diferencias de clase, de edad y de formacion, pese a la firme conviccion de Michel de anteponer a todo un am...