A fines del año 1970 y poco después de la aparición de la novela La ciudad, se publicó La máquina de pensar en Gladys, la primera recopilación de cuentos de Mario Levrero. Este libro fundante incluye algunos de los relatos más representativos del autor como «Gelatina» o «El sótano», pero también el mundo paralelo de «La calle de los mendigos» o el laberinto sintáctico de «La casa de pensión», sembrados en un espacio de percepción delimitado por el positivo y el negativo del microcuento que da nombre al volumen. Una puerta de entrada al universo levreriano, donde —como si se tratara de un cuadro Escher— será difícil encontrar una salida, e imposible volver al punto en el que se estaba antes de abrir el libro.