“En esta era en que supuestamente todo debe tener 140 caracteres, Gabriel Peveroni apuesta por miles y miles de ellos y se la juega en Los ojos de una ciudad china por una novela-continente, coral, esquizofrénica e inabarcable, inmensa, liminal y fragmentaria, donde la idea es perderse y lo único seguro, lo único a lo que podemos aferrarnos, es a la cultura pop. Peveroni expulsa esta novela de su vida y, a pesar de lo foráneo y bizarro de las locaciones, termina eventualmente hablando de él, de Montevideo, de las décadas en que le ha tocado mirar y explorar y, claro, de paso, hace algo que nunca está de más: nos hace recordar cosas de nosotros mismos. Adiós Roma y todo lo que conocemos; todos los caminos ahora conducen a una ciudad china llamada Shanghai, en una McNovela rockera, de esencia intensamente eléctrica.” Alberto Fuguet