Ensayo sobre el mundo como una variación de lo mismo
El título del presente ensayo puede resultar un tanto pretencioso y seguramente lo es. En ninguna página se encuentra escrito que las redes del conocimiento lleguen algún día a desvelar el secreto último de la realidad, si es que se da como objetivo al mostrarse esta desnuda y sin ninguna intermediación ante el sentir de la inteligencia humana. En todo caso se trata de reflexionar, preguntar, dudar y barruntar vías de escape en torno a un camino lleno de dificultades, evaluar en el actual momento histórico el estado de la cuestión y disfrutar con su abordaje. El mundo como una variación de lo mismo resulta un concepto en apariencia muy atractivo, pero en la sencillez de su definición radica su mayor dificultad. La cuestión sigue similar a la que plantearon los filósofos griegos: cómo aunar la unidad, lo permanente y lo que es con la pluralidad, lo cambiante y lo que parece ser, lo infinito con lo finito, el espíritu con la materia y lo abstracto con lo concreto. El idealismo panteísta alemán, el materialismo dialéctico marxista, el pitagorismo griego matemático o el creacionismo judeocristiano se analizan como modelos. El quid del fundamento de lo real; los límites de las tres esferas del conocimiento, los saberes de la ciencia basada en la experimentación, la sabiduría de la filosofía guiada por la razón y la verdad metafísica unida a la creencia; el intento de la física clásica, la relatividad y la mecánica cuántica por desentrañar la estructura de la naturaleza y su contribución a los distintos modelos cosmológicos, que culminan en la cristalización de la vida, además de abordar la estructura íntima de Dios según el cristianismo, son algunos de los eslabones de un trabajo de carácter muy abierto y un tanto personal.