Las 120 jornadas de Sodoma fue escrita en treinta y siete días, los que van del 22 de octubre al 28 de noviembre de 1785. El lugar de redacción fue una celda de la Bastilla, una de las prisiones en las que transcurrió casi la mitad de la vida del escritor. Y el procedimiento utilizado para transportar al papel sus ideas, para materializar en un texto su desbordante imaginación, fue llenar, con letra microscópica y por ambos lados, un rollo de papel de algo más de dos metros de largo y doce centímetros de ancho.
El resultado es una obra, apenas esbozada en tres de sus cuatro partes, en la que Sade, con espíritu casi científico, lleva a cabo la más despiadada aniquilación -física y moral- jamás escrita tanto del ser humano como del orden social establecido.