Estudioso de la Biblia y comerciante fracasado, hereje judío y eminente intelectual holandés en lengua latina –y, para ganarse el pan, pulidor de lentes–, Baruch (Bento, Benedictus) Spinoza está hoy considerado uno de los pensadores más notables de todos los tiempos, quizá el más radical y controvertido de los filósofos.
Nacido en el seno de la comunidad sefardí de Ámsterdam, Spinoza fue apartado tajantemente de ella en 1656, a los veinticuatro años de edad –«... Sea maldito durante el día y sea maldito por la noche, sea maldito cuando repose y maldito cuando se levante. Sea maldito cuando salga y maldito cuando entre. El Señor no tendrá piedad con él...», se pudo escuchar en la sinagoga–. El resto de sus días los dedicó a buscar la verdad, la rectitud moral y la libertad, así como a perfilar sus ideas sobre la «verdadera religión» y en torno a un Estado secular y tolerante.
En esta magna biografía, ahora revisada y puesta al día, Steven Nadler entrelaza con acierto el material humano y la filosofía de Spinoza con el tumultuoso mundo político, social, intelectual y religioso de la joven y próspera República Holandesa que le tocó vivir.