Después de muchos meses desaparecido en un balneario de frontera, Agustín Flores regresa a Montevideo. Ya no es el mismo de antes. No se ríe de las mismas cosas. No se perturba fácilmente. Ni se ama, ni se odia tanto como hace unos años. Podría decirse que la edad, finalmente, lo alcanzó. Pero no por mucho tiempo. Una vez reconectado, la rueda comienza a girar otra vez. Y a girar en serio: crímenes rituales, logias de camioneros del sur de Brasil, jornadas de pesca en el interior profundo, periodismo de tierra adentro, y un encuentro con un gaucho de los de antes, son algunas de las historias que aguardan a Agustín y a sus lectores. Claro, si se animan, porque nada es una verdad tan grande.