Existe la idea de que la literatura es el lugar donde los borradores de la vida son posibles, donde el escritor se vuelve un anticipador y el libro una hoja de ruta que instala una nueva relación con la verdad.
Esta novela evoca el día de un partido de rugby y lo sucedido en el “tercer tiempo”, el encuentro tradicional de camaradería que comparten, después del partido, los dos equipos que en la cancha lucharon a muerte.