¿Quién es ése que suma cifras de otros, cheques de otros, que verdaderamente pertenece a otros y sin embargo dice llamarse como yo? Mario Benedetti se entromete como un pequeño dios zumbante en los escritorios y en los dormitorios de los empleados y jefes, se oculta en los maletines o en la máquina de escribir, y dispara versos y preguntas.Estos Poemas de la oficina (1953-1956) y Poemas del hoyporhoy (1958-1961) nos invitan a redescubrir el misterio que está ahí, debajo de una pila de papeles, aplastados por la rutina.